martes, 23 de febrero de 2010

Un diario de San Pedro

Algunos prisioneros registraron en documentos fechas y lugares, además de sus experiencias y sentimientos. Quizás, a diferencia de las cartas que son escritas con unos fines específicos, este tipo de documentación conjuga la voluntad de registrar lo acontecido, de seguir resistiendo, de construir una memoria y transmitirla a generaciones venideras.

Las condiciones de vida de los prisioneros de guerra, la censura y la escasez material limitaron considerablemente la escritura de estas agendas y diarios íntimos. Frente a la idea clásica del diario como registro cotidiano de las actividades realizadas y plasmación de los sentimientos asociados a las mismas, en los campos de concentración y los batallones disciplinarios los prisioneros, por lo general, se limitaron a apuntar en sus agendas y cuadernos fechas y datos relevantes, registros de los traslados t otro tipo de anotaciones que consideraron prácticas y útiles para poder reunir información de su vida en estos años.
Hubo quienes seguramente no volvieron a leer estas notas tomadas a vuelapluma en los ratos de descanso o en las últimas horas del día en su petate, o se deshicieron de ellas. Hubo también quienes decidieron guardarlas, como recuerdo y testimonio de aquellos días, e incluso algunos quisieron hacer algo más con ellas. Dándole forma, construyendo, a partir de esos breves registros y pequeños apuntes, sus memorias o su propia autobiografía.


Gabino Lizarralde Unzueta, guipuzcoano, nacido en Bergara el 18 de febrero de 1912, trabajaba como curtidor en la fábrica "Olaran" de Anzuola cuando estalló la Guerra Civil. Miembro de la Solidaridad de Trabajadores Vascos, por mandato del dueño de la fábrica realizó, junto a otros compañeros, algunas guardias armado al servicio del Comité del Frente Popular de este pueblo, aunque, como consta en los informes conservados en su expediente,"según detenidos de esta localidad a quienes hizo guardia, se condujo muy bien con ellos","no practicó ninguna detención ni registros y no cometió desmanes de ninguna clase".
Antes de ser tomada Anzuola huyó a Durango, donde se enroló como voluntario en el Ejercito Republicano, combatiendo en el puesto de fusilero en la 4ª Compañía del Batallón Inchaurcundia. Fue hecho prisionero en Bilbao el 19 de Junio de 1937 junto a sus compañeros de armas y los oficiales responsables de su unidad. Clasificado en el apartado "B" por la Junta de Clasificación de Pamplona el 22 de julio de 1937, fue conducido primero al campo de concentración de San Pedro de Cardeña (Burgos) y perteneció después al Batallón Disciplinario de Soldados Trabajadores Nº11. Obtuvo su libertad el 12 de agosto de 1939, tras haber estado realizando trabajos forzados durante más de dos años al servicio de Franco.


Durante su cautiverio, Gabino, a pesar de tener una "cultura muy mediana", como constaba en los informes de la Guardia Civil de Bergara el 16 de diciembre de 1938, escribió un pequeño diario en una libreta de tamaño octavo que él mismo tituló: "San Pedro de Cardeña, 6 de septiembre de 1937. Andanzas y aventuras de Gabino Lizarralde". En dicha libreta, el prisionero anotó con todo detalle el periplo que recorrió y las actividades a las que él y sus compañeros de Batallón se dedicaron en este tiempo. Éstas son la primera y la última de las anotaciones que podemos leer en el diario de prisionero de Gabino, que se inicia el 6 de septiembre de 1937, día en que se formó en San Pedro de Cardeña el Batallón Nº11, y concluye el 10 de agosto de 1939, cuando se licenció y llegó a su casa de Anzuola.


"El día 6 de septiembre se formó el Batallón 11 de Trabajadores, que salió aquella misma noche de septiembre andando 12 km. hasta Burgos. A las cinco y media de la mañana salimos en ferrocarril de la capital burgalesa y llegamos a Logroño el día 7 al mediodía. En Logroño estuvimos hasta el día 9 a las 12 de la noche cogimos el tren y llegamos a Zaragoza en la mañana del 10 y a dos horas nos llevaron a San Juan de Mozarrifar y estuvimos en San Juan hasta el día 13 en que marchamos a Burgo de Ebro y este mismo día en camionetas llegamos a Puentes de Ebro, primera posición donde estuvimos fortificando".

"El día 8 de Agosto de 1939 salí del Batallón para casa a las 5 de la tarde en Torremayor en una camioneta hasta Montijo, allí me embarqué en el tren a las 9 de la noche en coche de 2ª y directo hasta Madrid, pasando por Ciudad Real. Llegamos a Madrid a las 12 del mediodía del día siguiente. En Madrid cogimos el tren Madrid-Irún rápido pasando por Vitoria y por la provincia de Navarra, llegando a Zumárraga a las 5 y media y allí cogí el autobús que sale a las 7 llegando a casa a las 7 y media. El viaje fue feliz, la llegada es emocionante como es natural después de pasar tantas fatigas y calamidades. Salí del Batallón dejando muchos amigos más viejos que yo".
Fuentes: Archivo Histórico Militar de Guadalajara.
Cuartas Jornadas Archivo y Memoria (Madrid, 19 y 20 de febrero de 2009)


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